Arturo (nombre ficticio para preservar su identidad) es un hombre de 50 años. Este es el cuidador principal de su mujer, paciente con cáncer de útero avanzado.
Acude a consulta recomendado por una antigua paciente y refiere sentirse en un estado de crisis constante desde hace 8 meses. Concretamente relata que a diario llora, siente ansiedad junto con pensamientos negativos e ideación suicida.
Con Arturo trabajamos a través de diferentes corrientes y técnicas terapéuticas como la terapia coginitva-conductual, logoterapia, técnicas constructivistas, técnicas de relajación, psicoeducación, counselling y un largo etc.
Desgraciadamente la situación de Arturo la viven muchas de nuestras familias, amistades, conocidos y gente cercana.
Independientemente del trabajo terapéutico que hicimos con Arturo, el cual presentaba en un inicio sintomatología de duelo complicado donde, después del tratamiento psicológico, se produjeron cambios significativos mejorando su situación de crisis y desbordamiento emocional nos da que pensar en el sufrimiento que, padecen los pacientes y familiares en el proceso oncológico.
Durante el transcurso de los años, las personas han elaborado los duelos recurriendo a los medios de los que entonces disponían: familia, acudir a la iglesia, etc..
Sin embargo, las nuevas tecnologías, la evolución y el cambio constante que vivimos en nuestra sociedad se ha visto reflejado en un nuevo enfoque.
Según la Organización Mundial de la Salud una de cada tres personas será diagnosticada de cáncer a lo largo de su vida. El cáncer es la enfermedad más temida por la población y suele estar asociada al sufrimiento, dolor y muerte.
Afortunadamente en la actualidad, este concepto que arrastramos desde que somos conscientes de ello, disponemos de tratamientos que permiten la detección temprana, recuperación y mejora de calidad de vida en los pacientes.
El paciente oncológico y su familia pasan por multitud de situaciones nuevas, llenas de incertidumbre que suponen un alto nivel de estrés por las preocupaciones, temores y dolor.
Las pruebas diagnósticas, el consentimiento para las pruebas y posibles tratamientos, la espera, el recibir los resultados, los tratamientos y su repercusión, las secuelas a medio y largo plazo, la desaparición de la enfermedad, las recaídas, los tratamientos paliativos…todo ello y más lo debe de enfrentar la persona y su ámbito más cercano.
Es por ello de la importancia del tratamiento psicológico en personas que lo viven al igual que los familiares y gente cercana como Arturo ya que se tratan de situaciones vitales críticas que requerirán la puesta en marcha de recursos farmacológicos y psicológicos.
No dudes en acudir a un profesional si padeces o conoces a alguien que lo padezca.
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Un abrazo emocional
Enric Valls Roselló, tu psicólogo en Valencia.
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