Este sábado viví una de esas experiencias que te recuerdan lo esencial de esta profesión. Tuve la oportunidad de impartir una formación en salud mental juvenil y prevención del acoso escolar a un grupo de 30 jóvenes de la Fundación Soñar Despierto, y lo hicimos al aire libre.
Estar rodeados de naturaleza creó un ambiente diferente desde el primer minuto. El aire fresco, el espacio abierto y la sensación de libertad favorecieron que los chicos y chicas se relajaran, que hablaran con más naturalidad y que la formación fluyera de una manera muy orgánica. A veces, cambiar el escenario es suficiente para que también cambien las emociones.
Los jóvenes participaron con una sinceridad que me sorprendió. Se abrieron, compartieron sus vivencias y demostraron una enorme sensibilidad hacia lo que viven ellos y lo que viven sus compañeros.

Un agradecimiento necesario
Gracias a la Fundación Soñar Despierto por confiar en mí para esta formación y, sobre todo, gracias a los chicos y chicas por su apertura, su energía y sus ganas de aprender. Cada encuentro así me recuerda que acompañar, escuchar y educar son pilares que pueden transformar vidas.

