A veces una sombra entra en mi cuarto.
La siento, sé que está ahí.
Y no quiere que me duerma.
Hoy me ha seguido durante todo el día.
Y cuando conseguía distraerme, y cuando trataba de concentrarme, pasaba su ardiente mano por mi piel. Manteniendo en mí, una tensión constante………………
Y ahora está aquí.
Me susurra al oído cosas sobre el futuro y no entiendo sus palabras.
Me grita, ¡ME GRITA! cuando me escondo. ¡Clava sus uñas afiladas, rotas, como sierras, en mi estómago! ¡y aprieta tan fuerte que me obliga a retorcerme y plegarme como un ovillo!
Como un niño. Solo.