Cada relación personal que establecemos con los demás nos enseña un poquito más sobre nosotros mismos. Nuestra verdadera misión es aprender de cada una de ellas para ganar en naturalidad, autenticidad y realidad respecto a quienes somos y lo que realmente queremos en la vida.
Sí, estimados lectores y lectoras. El otro día estaba en mi cafetería preferida tomando un té con mi querida amiga Pilar y esta me comentaba que sus relaciones eran tóxicas: “-Los chicos con los que estoy siempre me hacen daño, me utilizan y se aprovechan de mi inocencia…” Pilar sentía que en todas sus relaciones sufría por amor y celos. Además describe que los chicos con los que ha estado le han manipulado y utilizado continuamente. En ese mismo instante me di cuenta de que Pilar estaba reflejando en sus parejas su forma de ver el mundo.
Las relaciones con los demás acaban siendo el inconsciente de nuestras propias necesidades y contradicciones más internas. Aprender a distinguir lo que realmente se esconde tras cada una de ellas puede conducirnos a alcanzar el bienestar emocional.
“Somos responsables de nuestra propia vida” afirmaba un profesor en las clases de psicopatología al que admiraba con fervor. Pues sí, tenía toda la razón. No podemos hacer que nuestro propio bienestar dependa de los frutos que cosechamos en nuestras relaciones con los otros.