Carolina acude a consulta con su marido Javier, de 28 y 32 años respectivamente*. Llevan casados cuatro años. Se conocieron en la Universidad hace siete años y empezaron a salir desde ese momento.
Acuden derivados por la ginecóloga que atiende a Carolina. El problema que les preocupa es la imposibilidad de practicar la penetración en sus relaciones sexuales. Carolina tiene mucho temor a que le aparezcan, lo que ella denomina, “sensaciones de dolor”. Dice que automáticamente se pone tensa hasta el punto de bloquearse, causándole mucho malestar. Carolina relata haberse sentido “muy mal” cuando la ginecóloga no pudo llevar a cabo la exploración completa, ya que no pudo relajarse lo suficiente. Seguir leyendo