Francisco acude a consulta tras haber intentado solucionar su problema mediante fármacos. Antes de acudir a mi despacho, ha pasado por varios médicos y psiquiatras. “Al principio me iba bien, ya que notaba mejoría. Me calmaban la ansiedad, pero ya llega un punto en que no puedo más, pasan los días y no mejoro. La medicación me hace estar más gordo y creo que me está generando dependencia”.

Seguidamente, Francisco me dice que se va a morir “creo tener todas las enfermedades posibles. No me deja vivir. No paro de darle vueltas a la cabeza”.

Francisco es un hombre de 45 años y vive con sus padres ya que recientemente su mujer ha decidido pedirle el divorcio. Disfruta con su trabajo. Es una persona cercana, reflexiva y con muchas habilidades sociales. Cómo diría nuestra vecina, “es un tipo que cae muy bien”.

F. está convencido de que tiene cáncer, sida y hepatitis. Tiene muchas sensaciones físicas desagradables que interpreta como enfermedades graves, ya que lo ha estado mirando por internet y realiza sus comprobaciones diarias. Actualmente no va al médico porque le genera mucha ansiedad, pero sí acudió unos meses atrás, (pruebas, análisis, exploraciones médicas…) sin tener ningún tipo de patología, descartándose así las causas físicas. Al principio eso le genera cierta calma, pero recae con más fuerza.

La hipocondría es un trastorno difícil. Dentro de los trastornos psiquiátricos, en los manuales médicos (DSM-IV y CIE-10), lo encontramos en trastornos somatomorfos. Aunque en su estructura, en su origen y desarrollo se encuentra un trastorno de ansiedad.

De hecho en mucha literatura científica, psicólogos y expertos prefieren llamarlo como ansiedad excesiva por la salud.

La terapia cognitivo-conductual se demuestra eficaz para poder superar dicha dificultad que afecta al 4-14 % de la población. El 75% de los que padecen hipocondría tienen ataques de pánico, tienen algún tipo de trastorno de personalidad o están deprimidos.

¿Tienes un amigo que crees que tiene este problema? ¿Cuáles son los síntomas de la hipocondría?

• Preocupación y miedo a tener, o la convicción de padecer, una enfermedad grave a partir de la interpretación personal de síntomas somáticos.
• La preocupación persiste a pesar de las exploraciones y explicaciones médicas apropiadas.
• La creencia expuesta en el criterio primero no es de tipo delirante y no se limita a preocupaciones sobre el aspecto físico.
• La preocupación provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
• La duración del trastorno es de al menos 6 meses.

El terapeuta debe estudiar muy bien el caso y tras el análisis profundo del paciente saber qué técnicas usará para solucionar el problema de ansiedad por la salud del mismo.

No dudes en acudir a un profesional si padeces o conoces a alguien que lo padezca.

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Un abrazo emocional

Enric Valls Roselló, tu psicólogo en Valencia.

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