¿Por qué sufrimos? El sufrimiento como parte de la vida.

El pasado lunes me encontré a un viejo compañero del colegio mientras me dirigía al centro. A primera vista, pude observar en él un aspecto físico algo desmejorado respecto la última vez que lo vi (hará unos 4 años). Tras ponernos al día a grandes rasgos de lo que  había sido de nosotros en este tiempo, me dijo: -…tengo una pregunta que me lleva rondando bastante tiempo la cabeza, ¿Por qué sufro? Me he pasado toda la vida sufriendo y parece que los problemas vienen a mí…

¿Es cierta esta afirmación? ¿La vida es infelicidad y problemas? ¿Estamos siempre amargados?

“Una noche, un hombre creyó ver en el suelo de su dormitorio lo que parecía ser una serpiente. Lleno de temor, permaneció toda la noche acurrucado en un rincón, con el corazón encogido por el miedo, no atreviéndose a moverse ni a hacer nada, por miedo a que aquella serpiente lo atacara. Sufrió tanto que no pudo dormir nada, y en su mente empezó a imaginar toda clase de peligros para cuando aquella serpiente se diese cuenta de su presencia.
De esta desesperación vino a sacarle el primer rayo de sol que entró por la ventana, ya con el alba. Entonces pudo advertir, a la luz del amanecer, que lo que había imaginado que era una serpiente no era más que un simple trozo de cuerda que se había dejado allí por descuido.”

Este relato introduce un concepto sobre el sufrimiento y los problemas. Por un lado tenemos sufrimientos imaginarios y por otro lado sufrimientos reales.

El primer grupo no tiene fundamento real si no que son puramente creados por nuestra imaginación. Son interpretaciones negativas y dramáticas de realidades o hechos objetivos que en sí son neutros. Tendemos a interpretar de manera equivocada a raíz de nuestras creencias y vivencias y esquemas mentales (desde la infancia y en el transcurso de la vida).

Pongamos un ejemplo: Estamos viendo el móvil y cruzamos un paso de peatones sin darnos cuenta de que está en rojo. De repente un camión frena ante nosotros. ¿Qué podemos sentir en ese momento? Miedo. Miedo por si no frena a tiempo y nos va a atropellar por ejemplo.

El miedo es una emoción y como tal, provoca en nuestro cuerpo un sistema de defensa denominado estrés o ansiedad. ¿Cómo actúa este mecanismo? Mediante la sequedad de boca, sudoración de manos, aumento de la presión sanguínea…

Bien, si ahora en vez de vivirlo, ¿lo imaginamos? Estamos en el paso de peatones y tenemos delante de nosotros al camión… Aunque esta imagen/pensamiento sólo tiene lugar en nuestra mente, la respuesta fisiológica es la misma.

La mente reacciona indistintamente si lo estás viviendo o pensando, es así el mecanismo de defensa. Nuestra interpretación es equivocada, el motivo de nuestro sufrir esta en nuestra propia mente.

Debemos ser conscientes del poder que tienen nuestros pensamientos. Si hemos tenido una mala experiencia en la vida, no significa que siempre va a ser así. Tendemos a generalizar y es algo muy común. Si intentamos cambiar nuestra manera de ver las cosas y pensar: «bueno, esto ha sucedido así y no voy a poder cambiarlo ahora que ha sucedido pero voy a seguir mirando hacia delante, que esto me sirva de experiencia. No tiene porqué suceder siempre«. La mente tenderá a ver las cosas de una manera más positiva.

La gente que conoce como trabajo, los lectores de mis artículos y los seguidores de mis redes sociales, saben que soy partidario de la sabiduría popular, de los refranes y del sentido común.

En terapia o incluso en conferencias y jornadas que tengo oportunidad de impartir, hago referencia a estos recursos. Personalmente hay una frase que me gusta mucho y viene en referencia a este artículo.

“Cuesta decidir, cuesta madurar, cuesta crecer y aprender a actuar. Cuesta callar y cuesta no superar. Cuesta que me cuesten tanto las cosas pero no cuesta INTENTAR”.

Intentar, intentar e intentar. Eso es lo que debe estar siempre presente en nosotros. En nuestro día a día. Intentar ser un poquito mejor. Intentar mejorar, intentar vivir mejor, intentar ser felices e intentar, si no podemos solos, pedir ayuda. Ayuda a un profesional que pueda echarte una mano en una situación difícil o complicada para ti.

Intentemos no sufrir más. Intentemos conseguirlo. Consigamoslo!

No dudes en acudir a un profesional si padeces o conoces a alguien que lo padezca.

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Un abrazo emocional

Enric Valls Roselló, tu psicólogo en Valencia.

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“El último escalón de la mala suerte es el primero de la buena”